La Fortaleza Emocional

Autor: Lic. Oscar Anzorena | MCP, PCC

«No olvidemos que las pequeñas emociones
son los grandes capitanes de nuestra vida
y que las obedecemos sin darnos cuenta de ello»

Vincent Van Gogh 

En mi trabajo como consultor y coach he conocido a muchos dueños de pequeñas o medianas empresas, verdaderos emprendedores que han desarrollado sus organizaciones desde la nada. Cuando les pregunto cuáles de sus condiciones personales les fueron determinantes en la construcción de sus empresas, es muy difícil que me contesten que son sus saberes técnicos, sus conocimientos del mercado o sus habilidades comerciales, que sin duda todos ellos poseen.

Generalmente, cuando hacen un balance de lo que les posibilitó crear, mantener y desarrollar la empresa y hacer frente a todos los avatares y desafíos que se les fueron presentando, la mayoría de ellos rescata su espíritu emprendedor, su entusiasmo para promover nuevos proyectos, su temple para afrontar las adversidades, su capacidad para generar confianza y compromiso en sus equipos de trabajo. Reconocen a su Fortaleza Emocional como uno de los aspectos que han marcado una diferencia en la cotidiana construcción de sus organizaciones. Es su autoliderazgo lo que les ha posibilitado soportar la incertidumbre en la toma de decisiones, afrontar las dificultades, superar el temor al fracaso, asumir el riesgo de la innovación y tener el temperamento para conducir el barco a destino.

La emocionalidad es una predisposición para la acción y por lo tanto condiciona nuestro desempeño. Dependiendo del estado de ánimo en que nos encontremos, ciertas acciones son posibles de realizar y otras no. Hay estados de ánimo que nos conducen a efectuar acciones que nunca hubiéramos querido realizar (por ejemplo, cuando tenemos un ataque de ira) y hay otros estados de ánimo que nos imposibilitan ejecutar acciones que necesitamos realizar (por ejemplo, cuando no nos animamos a hablar en público por miedo o vergüenza).

Cada emoción nos predispone para un tipo de acción diferente y es por esto que la emocionalidad impacta fuertemente en la efectividad de los individuos y equipos de trabajo, e incide en la productividad organizacional y en la competitividad empresaria. La Fortaleza Emocional es la capacidad de las personas para conocer y gestionar en forma efectiva sus propias emociones.