El liderazgo de las emociones

Autor: Lic. Oscar Anzorena | MCP, PCC

«La dirección trata de persuadir a las personas
de llevar a cabo tareas que no quieren realizar,
mientras que el liderazgo las inspira
a ejecutar tareas para las que no se creían capaces»

Steve Jobs 

Las emociones poseen omnipresencia en todos los aspectos de nuestro quehacer cotidiano. Representan la experiencia más personal, íntima e intransferible que poseemos. La forma de sentir y expresar nuestras emociones marca nuestro existir, determina nuestra calidad de vida y nos constituye en el ser que somos.

La emocionalidad es una predisposición para la acción y por lo tanto condiciona nuestro desempeño. Cada emoción nos dispone a realizar un tipo de acción diferente. Este profundo vínculo entre emocionalidad y capacidad de acción, se da tanto en individuos como en equipos. Pensemos en un equipo de fútbol que está desmotivado, que tiene una emocionalidad de miedo hacia el adversario o de insatisfacción con el entrenador y la dirigencia del club. Seguramente no va a conseguir los mismos resultados que si tuviese un estado de ánimo de alegría, entusiasmo, compañerismo y seguridad en el triunfo.

Liderar las emociones implica crear las condiciones de vinculación entre los individuos para que se pueda generar un clima emocional que posibilite que las personas puedan desplegar su potencialidad y capacidad de acción. La construcción de fuertes lazos emocionales basados en la confianza mutua, el sentido de pertenencia, el compromiso con la tarea, los valores compartidos y el entusiasmo por el logro de los objetivos propuestos, constituyen los elementos indispensables para generar la sinergia grupal y para que los integrantes de un equipo o una organización puedan sentir seguridad y motivación para accionar con energía frente a los nuevos desafíos.

En los ámbitos organizacionales en los que las conductas que se esperan y se valoran son el acatamiento y la disciplina, la emoción colectiva está signada por el temor y la desconfianza. Muy por el contrario, cuando se valora el compromiso, la motivación y la capacidad de innovación que pueda aportar cada individuo y el equipo en su conjunto, se genera una cultura basada en la emocionalidad de la confianza y el entusiasmo.