Camino con corazón

 

Autor: Lic. Oscar Anzorena

«Tengan el coraje de seguir a su corazón y a su intuición«
Steve Jobs

Don Juan, el chamán a quien el antropólogo Carlos Castaneda[1] eligió como su maestro, sostenía que: “Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. (…) Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Te diré cuál es: ¿Tiene corazón este camino? (…) Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita

En distintos momentos de nuestra vida, elegir un camino puede implicar optar por una carrera, un trabajo, una pareja, un negocio o una manera de pensar. Para esos momentos nos parece apropiado tener presente estas enseñanzas de Don Juan. Nadie puede determinar si un camino es bueno o malo para el otro, porque lo relevante no es sólo el destino sino el proceso, lo que cada persona va a vivenciar y aprender en el recorrido de su camino. Es por esto que cada uno tiene que asumir la responsabilidad de la elección de su propio camino.

Si sentimos que un camino tiene corazón para nosotros, que va a ser bueno seguirlo más allá de los riesgos o las eventuales incomodidades que el mismo implique, debemos emprender el viaje, porque si lo hacemos y decidimos ser coherentes con el mandato de nuestra “voz interior”, tenemos garantizado que va a ser por ese camino por donde realizaremos los aprendizajes y experiencias que necesitamos para nuestra vida. Es por ese camino con corazón por donde lograremos marcar una diferencia en nuestra existencia y dejar una huella en las personas que nos rodean.

En otras oportunidades tendremos la certeza de que ese no es nuestro camino o, si en algún momento lo fue, ya no lo es más. El costo de seguir un camino sin corazón es el de la frustración, la amargura y la infelicidad esencial. Es como un árbol en el que ya no corre la savia. Se pierde la alegría, el entusiasmo y la plenitud de ser uno mismo.

El camino con corazón es un compromiso con la autenticidad con nosotros mismo. Es hacer aquello que nos agrada, que nos hace sentir plenos y en lo cual creemos en lo más íntimo de nuestro ser. No existe una forma de ser o de actuar que sea la indicada, sólo escuchando atentamente nuestra voz interior sabremos cuál es nuestro camino, ya que ese será el que nos posibilite ser más plenamente lo que queremos ser. Como decía el Principito: “Es con el corazón como vemos correctamente; lo esencial es invisible a los ojos”.

[1] Castaneda Carlos, “Las Enseñanzas de Don Juan”, Fondo de Cultura Económica, México, 1974.